lunes, 24 de mayo de 2010

Castillo de San Joaquín

CASTILLO DE SAN JOAQUIN  -
 LA CUESTA (LA LAGUNA-TENERIFE)
 
Vista actual Castillo de San Joaquín, un magnifico lugar Atalaya de Santa Cruz al  que se le podía aprovechar para actividades culturales ó Museo .



Antigua foto del Castillo de San Joaquín con sus muros de piedra al descubierto .


 Texto y planois :  Libro Fortificaciones militares de Tenerife


El Castillo de San Joaquín,situado entre  los términos municipales de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna, isla de Tenerife (Canarias, España), es de planta cuadrada y tambores circulares en sus ángulos, existiendo sobre sus explanadas dos crujías paralelas separadas por un patio central.
Su interior ha sido reformado en numerosas ocasiones, según el uso al que era determinado; desde polvorín, pasando por palomar hasta prisión militar. Su aspecto externo y su planta no han variado a lo largo de años.
Fuente : Wikipedia

Sumario
Es el tercer castillo en antigüedad en la isla de Tenerife.
Se encuentra a mitad de camino entre el puerto de Santa Cruz y La Laguna
Historia
La primitiva batería de San Joaquín existía en el siglo XVI.
Aunque es una batería antigua fue muy renovada en el siglo XVIII.
Descripción
En 1780 sufrió una reforma en el sentido de que se le añadió cuatro potentes cubos en los ángulos del cuadrilátero y diversas dependencias como cuerpo de guardia, almacenes, cocina.
Finalmente la última reforma que sufrió la Batería de San Joaquín fue en 1789 y se trató de habilitar distintas dependencias para el uso de almacén de pólvora.
Función
Sirvió para descongestionar el castillo de San Juan.
Posee una excelente visión de la villa de Santa Cruz con su puerto.
Se trataba de una atalaya que controlaba el ascenso desde Santa Cruz hasta La Laguna.
Su última función fue la de prisión militar.
Todavía existen las salas para esos menesteres con sus correspondientes símbolos.
Fuente: www.castillospedia.com

3 comentarios:

  1. A mi me toco hacer guardias en èl en mi periodo de servicio militar, cuando aun era prision militar... Fue en los años 1980-81, recuerdo los turnos de noche casi oscuras, habia una luz muy tenue, eso cuando no se iba la corriente electrica que eran la mayoria de las veces. Los presos gritando "a la fuga a la fuga" en lo que llamabamos la leonera... ¡uf!aun puedo sentir el miedo de las primeras guardias cuando siendo casi un recluta, los presos trataban de asustarnos, doy fe que los muy cabr... lo conseguian jajaja.Alli en una especie de terraza a unos 2,50m por encima de ellos, cerrada la puerta de acceso con candado y sin la llave pues era el cabo de guardia quien la tenia,las noches se hacian eternas con los presos lanzandonos de todo,apenas sin luz y la falta de veterania... el compañero de refuerzo a 2m pero no se le veia por la falta de luz, lo dicho el miedo era nuestra compañia. Cuantos recuerdos.
    Me da mucha pena ver el castillo asi de abandonado...

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  2. Yo también hice una cuantas guardias en el castillo sobre el 77 y 78. Pertenecía al cuerpo de Intendencia de La Cuesta y cada 15 días (creo) nos tocaba guardia de castillo. La primera que hice fue en Nochebuena (encima guasa). Al poco tiempo y gracias a que estaba en la oficina del economato del cuartel y a que un amigo cabo primero hacía las listas del personal de guardia, me avisaba antes de que se hiciesen públicas y me iba al oficial que le tocaba la guardia y le pedía la "machaca", ya sabeis, el chico de los recados, salir a la calle a buscar bocatas, bebidas, prensa, correo, etc. y con eso me ahorraba hacer puesto. Desde luego, el personal que allí había recluído era bastante peligroso, una vez tuve un conflicto con un sargento recluso al que le traje algo que me encargó de comer y se lo dejé en su celda, fui a una salita donde tenían un sofá y una tele y le dije que le había dejado su encargo, pero debido a que era joven y ya nos conocíamos, le traté de tú, el cabrón que era delgado y bajito pegó un bote sobre el sofá y me agarró de la ropa por el cuello y me hizo rectificar y tratarle de usted. No quise liarla y no le dije nada al oficial de guardia, el brigada Torres, porque se podía montar un belén y abrirle un expediente, juicio, etc. pero os aseguro que aquel imbécil no tuvo más bocatas ni bebida ni nada cuando me tocaba a mí guardia. En otra ocasión les entré (de estranquis), una botella de coñac o de whisky a los reclusos de tropa, eso ya lo había hecho en otras ocasiones, por supuesto estaba totalmente prohibido entrar alcohol al castillo pero nunca habían habido problemas, hasta que ese día la botella se la bebió casi toda uno de los presos y claro, por la noche montó un follón del quince, se pegaba con los otros, se daba cabezazos contra la pared, bufffff, un show, el sargento de guardia me llamó y me preguntó si la botella, que la tenía él y estaba rota, la había entrado yo, evidentemente le dije que no, me hice el loco y que no sabía nada de ninguna botella, y aunque no se quedó muy convencido el caso no pasó de ahí, me libré de una buena. Recuerdo que allí vivía un coronel con su esposa, ya mayores, en una de las torres, pero lo vimos muy contadas ocasiones.

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  3. Yo estuve preso alli en el 78 mes y medio, junto con otros diez soldados. Lo pasamos muy chungo, solo nos venían a ver por las mañanas con un cabo legionario al mando y al mediodía nos traían las sobras del cuartel de ingenieros de La Cuesta. Una verguenza más del ejército Español de aquellos tiempos en que desterraban a las islas Canarias a los militares que se portaban mal en la Peninsula

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